Skip to content

Higiene dental

Los perros y los gatos, al igual que nosotros, tienen primero una dentición de leche que aparece alrededor de los 21 días de vida y que, a los 3 meses, va siendo reemplazada por los dientes definitivos. Este cambio puede durar hasta los 7 meses. Las piezas que se les caen muchas veces no se ven porque se las tragan o al pisarlas se deshacen.

Hay ocasiones, sobre todo en el caso de los incisivos y los colmillos, en las que el diente definitivo no expulsa bien al de leche y puede crecer desviado. Conviene su extracción debido a que la mala colocación de las piezas nos puede lesionar la mucosa bucal, además, al encajar mal los maxilares, se pueden facilitar las fracturas dentales.

Una mala colocación de los dientes también nos va a favorecer que los restos de comida se queden entre ellos, provocando la aparición de bacterias cuya acción desencadenará gingivitis y placa. Ésta, si no se elimina, mineraliza y da lugar al sarro.

Los perros de razas pequeñas están más predispuestos a sufrir este tipo de problemas aunque sus dientes estén bien colocados.

El sarro, con el tiempo, va creciendo en espesor y va separando el diente de la encía, lo que hace que se mueva y le duela a nuestro animal. Esto también es una vía de entrada para las bacterias hacia el torrente sanguíneo, haciendo que la infección bucal se extienda a otros órganos importantes como el corazón y los riñones.

Los síntomas más importantes de que nuestro animal tiene un problema en la boca son la halitosis (mal aliento), encías sangrantes o inflamadas, salivación excesiva, miedo a comer y agresividad al tocarles la boca.

El cepillado diario sería la mejor técnica para evitar estos problemas, aunque la mayor parte de nuestras mascotas no son muy partidarias de ello. Una alimentación seca con un grano del tamaño adecuado nos ayuda a mantener sana su boca, al igual que enjuagues antisépticos que limitan la flora bacteriana. También podemos recurrir a juguetes, mordedores y premios diseñados para facilitarnos su higiene dental.

Si, a pesar de todas estas medidas, nuestros animales desarrollan sarro, la única manera efectiva de quitarlo es en quirófano con un aparato de ultrasonidos y bajo anestesia. Después se realiza el pulido, para retrasar lo más posible la nueva aparición.

Published inArtículos